domingo, 30 de abril de 2017

LIBROS

Noventa años tiene mi amigo, que ha pasado unos días en el hospital. En su propia casa se cayó, pero no tiene ninguna rotura de huesos. No se podía levantar y tuvieron que llamar a la teleasistencia. Lo atendieron maravillosamente.
            -¿Tienes el avisador de la teleasistencia? –me pregunta.
            -No.
            -Debes solicitarlo, es muy aconsejable –me recomienda.
            Le agradezco el consejo, porque tengo casi su edad, pero no me apetece.
            -¿Qué vas a hacer con tus libros? –le pregunto luego. Tiene una pequeña, pero selecta biblioteca.
            -Quisiera venderla.
            -Te ofrecerán una miseria.
            -Ya. ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer con los tuyos?
            -Los regalaría a algún amigo, pero no veo interés. No es como antes. Ahora, con el internet,  puedes tener libros sin que te roben espacio.
            -Qué frustración, ¿no?
            -Total.

miércoles, 26 de abril de 2017

ESPERANZA AGUIRRE


           
  Dimitió. Dimitió por fin. Dimitió con humildad… Se equivocó; no cumplió con su deber de asegurarse de la honradez de sus subordinados... La dio por supuesta, al parecer.
              Mujer arrogante, siempre dando lecciones, siempre fustigando al político de signo contrario.
            Política de lengua mordaz, su voz era inflada, su tono desafiante. Hablaba desde el dominio de la verdad y la justicia.
            En tocado y vestimenta, siempre niña mona, su espejito y su barra de labios a mano. En una foto, ya antológica, Dª Esperanza se está retocando los labios, mientras varios de sus colaboradores más cercanos la contemplan.                                                                                                                ¿Volverá por sus fueros la Esperanza prepotente? Los jarrones chinos tienen mal arreglo.

viernes, 21 de abril de 2017

EL DON DE ENTRETENER


¿Por qué una novela triunfa arrolladoramente?  La pregunta, a primera vista, es de Perogrullo. Triunfa la novela que tiene valor, la que tiene calidad, principio sin el cual, en el arte no se puede descollar. Sin embargo, la gran mayoría de las novelas no llegan a ser éxitos estruendosos. Obtienen una aceptación discreta o pasan casi desapercibidas, y no obstante, algunas, artísticamente hablando, poseen una calidad indudable. Nos detenemos a buscar una explicación y, por mucho que nos parezca injusto, se nos hace patente que la calidad, la excelencia de la materia, de la escritura en este caso, aunque sea reconocida, no es garantía única de éxito. Y simultáneamente nos salta a la vista el factor “enganche”, consistente en poder atrapar  el interés del lector. Su contundente eficacia puede inclinar la balanza hacia el éxito, haciendo pasar por alto deficiencias estéticas, algo que a los  narradores en general les cuesta entender. ¿Será que el arte de entretener es más raro que el arte de escribir?