Creo no equivocarme si
digo que fue en 1977 cuando, recien aposentado en Barcelona, por motivos de
trabajo, se veían por vallas y altos esquinazos unos carteles que proclamaban:
ES CATALÁN TODO EL QUE VIVE Y TRABAJA EN CATALUÑA. JORDI PUJOL.
Se me quedó grabado el texto, que a su manera me estaba
diciendo algo que hasta entonces no había oído, aunque, por otra parte, no me
despertara demasiado interés.
Mas ahora, sin embargo, cuarenta años después, en medio
de esta tormenta nacionalista, separatista, que con tanta determinación está
provocando la Generalitat de Cataluña y una parte considerable de la población
catalana, me resuena en los oídos aquel eslogan del entonces joven Pujol: “Es
catalán todo el que vive y trabaja en Cataluña”.
Yo me sentí halagado por tan generosa inclusión, pero en
el fondo tenía mis dudas respecto a que se correspondiese con la realidad. Y
pasaron los años, yo dejé Cataluña, y de allá me llegaba con frecuencia otra
alusión que me daba que pensar. Me refiero al término, “pueblo catalán”, que
los políticos tienen con frecuencia en la boca. Políticos de derechas, de
izquierdas, de centro, catalanistas y españolistas. Todos dicen contar con el
respaldo y la aquiescencia y respaldo del “pueblo catalán”.
Hasta hoy, hasta el domingo pasado, 8 de octubre de 2017,
cuando una multitud de varios cientos de miles de ciudadanos se ha manifestado
por las calles de Barcelona, no como “pueblo catalán”, sino como ciudadanos
españoles.