martes, 23 de octubre de 2018

LA CARAVANA HONDUREÑA

Miles de personas de todas las edades han dejado su país natal, Honduras, han continuado por El Salvador y  Guatemala, han penetrado en Méjico, y siguen caminando resueltamente hacia EE UU, donde quieren disfrutar de una vida mejor.
          La historia de la humanidad ofrece muchos ejemplos de emigraciones de pueblos enteros hacia zonas más o menos pobladas, donde encontraron asentamiento, llegando a mezclarse más pronto o más tarde con los aborígenes.
          Ahora mismo se están produciendo esos movimientos poblacionales en distintos puntos de la Tierra. En América, como ya hemos mencionado, y también en Europa, actuando de puntos de destino las regiones y ciudades con alto nivel de vida.
          Primordialmente estas personas lo que reclaman es el derecho a vivir, a subsistir y constituir y mantener una familia. Paralelamente hay también motivos sociales y políticos, pero estos no parecen ser el motor principal, sino la fuerza arrolladora, la necesidad primigenia e imparable de la especie de trasladarse adonde pueda sobrevivir. ¿Hay razón más básica y justa que esta? Los EE UU tienen la palabra.

lunes, 15 de octubre de 2018

LA IGLESIA CALLADA



“En la Iglesia hay muchos más casos de abusos que los juzgados”, ha declarado a El País Gil José Sáez Martínez.
          ¿Quién es este señor? Pues el vicario judicial de Cartagena. Es decir, alguien con conocimiento de los entresijos de la Iglesia.
        Y su declaración tiene valor también porque debe ser de las rarísimas de este género que proceden del clero español.
          Ya es raro que un día sí y otro no, nos enteremos de revelaciones inconfesables de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos en diferentes países, mientras que aquí reina un silencio angelical al respecto. Así que tendrá que llegar alguna vez la rendición de cuentas de la Iglesia española en esa viciosa conducta. Verdad es que tras la larga época de la dictadura franquista, cuando la Iglesia  gozaba de  carta blanca en todos los órdenes de la sociedad, tuvo que ceder privilegios. Pero aún le queda por lo menos un olímpico distanciamiento y una hermética conducta.   

viernes, 12 de octubre de 2018

GABRIEL RUFIÁN

Qué problema debe ser para cualquiera llevar un apellido de significación despectiva. Desde la niñez, desde que se tiene uso de razón, se debe pasar por un período de asimilación y conllevancia no muy grato, la verdad. Por otro lado, apellidarse, por ejemplo,  "Rufián", concede automáticamente una notoriedad a la que no tiene acceso la inmensa mayoría de  los apellidos. Y ocurre que en la sociedad española actual tenemos precisamente un señor llamado Gabriel Rufián, diputado de Esquerra Republicana, que además de por su peculiar apellido, destaca por sus sonadas intervenciones en las comisiones de investigación sobre corrupción. Su estilo es afear la conducta del compareciente, martilleándole con preguntas del estilo: "¿No le da a usted vergüenza...?", erigiéndose él de manera indirecta en implacable pontífice moral -¿dónde se formaría este ciudadano? 
Con sus estocadas consigue el diputado sacar de quicio al convocado y crea un clima de crispación y protesta, ideal para encontrar eco en los titulares de los medios -hasta tal punto, que de no ser experto y avisado, el periodista de turno tiende a caer en la tentación de dar más relieve a los hachazos del diputado Gabriel Rufián, que a las presuntas tropelías del compareciente. Mas anteayer, en el interrogatorio a Álvarez Casco, ex ministro del PP, al calificar de "palmera de Cascos" a Beatriz Escudero, actual diputada del PP y acompañante de aquel en la mesa, ésta espetó a Rufián: "No me guiñes el ojo, imbécil!" Anteayer el tiro le salió por la culata a Rufián. Beatriz Escudero le robó bastante espacio en los titulares.




jueves, 4 de octubre de 2018

THERESA MAY

Theresa May, Primera Ministra del Reino Unido, entra bailando en el auditorio, donde se va a celebrar el Congreso Anual del Partido Conservador. Cimbrea el torso, se contoneo al paso, sonríe discretamente, mira al público, se planta ante el atril, sigue cimbreándose, hace una pausa, la audiencia la está aplaudiendo admirada, hasta que ella, después de una leve propina de hombros, inicia su discurso. Valor, sentido del humor, dominio escénico, pasta humana, pasta política. Y, ¿habrá visto la solemne Isabel II esta esta escena? ¿Y qué le habrá parecido? Y otra pregunta: ¿se le habría ocurrido tan divertido prólogo a un varón, a un Primer Ministro?