Me he encontrado a un amigo paseando un
lanudo perrito. Como sé que no es muy amigo de tener animales en casa, le he expresado mi extrañeza. Y resulta que el chucho no es suyo,
sino de su hijo, que va a estar fuera cinco o seis día y lo ha dejado a su
custodia. Pero mi amigo está desesperado: el cachorro es de un cariñoso tan
excesivo que lo tiene pegado a sus piernas todo el tiempo. En casa no puede
hacer nada porque lo sigue cuando se mueve;o se echa a sus pies cuando se
sienta. Durante la noche no consiente dormir fuera de su habitación, y cuando
tiene que dejarlo solo para salir a sus menesteres, arma unas zapatiestas
espantosas. Todo viene de que el animal proviene de un asilo de perros
abandonados, y el pobre tiene pánico de quedarse sin amo otra vez.
-En resumen- queja-, que estoy haciendo de hombre de compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario