¿Son los grandes poetas también grandes prosistas? ¿Se
puede ser un gran poeta y un prosista mediocre? ¿Está en cierta
manera la poesía reñida con la prosa, y viceversa? Son preguntas
que a veces me he hecho en el curso de mis lecturas, y que me
parece que no tienen una respuesta categórica. Aunque sí se
puede afirmar que cuando un gran poeta sabe aplicar sus
talentos a la prosa, el resultado puede ser más que enjundioso.
Así lo sentí yo leyendo La arboleda perdida de Rafael Alberti.
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