jueves, 30 de enero de 2014

EL COMERCIANTE CHINO

Necesitaba un cepillo de uñas y me fui a un gran autoservicio de artículos de aseo, perfumería, etc.
-¿Dónde tienen los cepillos de uñas?
-No, cepillos de uñas no tenemos. Pero míre, sígame.
Le acompañé hasta un puesto cercano, de donde agarró una cajita de plástico transparente.
-Mire, aquí tiene cepillo de uñas, una lima y un pincelito; son tres euros.
-No, yo sólo quiero un cepillo de uñas.
-Pues no, lo siento.
Varios días después pasé por el establecimiento de una cadena similar a la anterior. Una jovencita dilignte acudió a atenderme.
-¿Aquí tienen cepillos de uñas?
-No, pero sí tenemos algo mejor, mire.
Era la misma cajita, con los mismos artículos que en la primera tienda y el mismo precio, tres euros. Me marché igualmente sin comprar.
Pero una manzana más adelante, pasé frente a un bazar chino. ¿Cómo no se me había ocurrido antes?
-¿Tienen cepillos de uñas?
-Allí en medio, tú miras-me respondió la cajera.
Revolví en un cajón con varios tipos de cepillos, y en seguida encontré los de uñas.
-Oiga, es que la caja trae dos cepillos y yo sólo quiero uno.
-No haber problema. Traes cepillos.
Le llevé la cajita, la abrió y me entregó uno de los dos cepillos.
-Gracias.
-Un euro.
Pagué y me fui contento; primero porque mi tenacidad había dado fruto; segundo porque me había ahorrado dos euros; tercero, porque había conseguido comprar lo que necesitaba, no lo que otros querían que comprara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario