martes, 21 de enero de 2014

LOS OTROS SUEÑOS



            Soñamos desde que tenemos uso de razón. La infancia es toda un puro sueño, y su realidad una fantasía.
            Empezamos a forjar proyectos en la adolescencia y, en mayor o menor medida, los mantenemos a través de la edad adulta, cosechando triunfos y fracasos.
            Los sueños pueden durar la mayor parte de la vida, pero lo normal es que en la edad mediana, un buen número de ellos, o todos, empiecen a perder su magnetismo. Es entonces cuando un sol empieza a levantarse en el pasado.
            Poco a poco, recuerdos archivados, vivencias subestimadas, llaman a la puerta del presente y las dejamos entrar admirados. Sucesos, experiencias y realizaciones que antaño fueron bien modestas y vulgares, son ahora fulgurantes estrellas de nuestra memoria. El pasado se hace sueño cuando empieza a apagarse el presente. 

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