miércoles, 15 de octubre de 2014

TARJETAS ORO Y TARJETAS PLATA

Los consejeros de Caja Madrid han cargado a suS tarjetas oro y tarjetas plata artículos diversos, pero ninguno tan sustancioso como el de las buenas comidas,
Se entiende muy bien: el estómago es un tirano que no para de exigir satisfacción y halago.
El estómago quiere, necesita combustible, y cuanto de más alta calidad mejor.
Es más, esta hiperactiva víscera es de tan exquisita contextura, que cada vez se va haciendo más refinada y más exigente.
Se empieza por comer en restaurantes más o menos caseros y se termina -es un decir- por llevar el estómago habitualmente a los santuarios gastronómico donde aguardan las divinas obras de arte de los maestro cocineros. Obras, platos, de alquímica elaboración y elevado coste.
El estómago canta entonces agradecido. al tiempo que la milagrosa tarjeta opaca del consejero descarga dócil el correspondiente abono.
¿Un abuso a la buena fe del cuentacorrentista y del contribuyente en general? ¿Un dinero que burla el control de la Hacienda, "que somos todos"?
Bueno, sí, parece evidente, parece muy difícil sostener la honorabilidad de las dichosas tarjetas.
Pero, ¡ay, ay!, ¿cómo se sentirán sin tan fieles parroquianos los grandes artífices culinarios! ¡Qué golpe, qué golpe! 
Bueno, por el contrario, un buen número de pantalones llevados a estrechar de cintura, sí que pueden dar negocio a los talleres de recomposición.

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