En este país, tanto la izquierda
como la derecha no sólo reivindican una ideología, sino también la posesión de
verdades absolutas, dogmas sagrados, en paralelo con la religión. Tanto la una
como la otra están investidas de una pureza tan absoluta, que mancharla en lo
más mínimo es tanto como caer en la herejía. Somos divinos, somos perfectos,
los otros son herejes. Las coaliciones, los acuerdos, los pactos, las
concesiones, son pecados imperdonables de los que hay que guardarse, por mucho
que parezcan razonables y convenientes. Es una larga historia que puede
seguirse de primera mano en las actas de las sesiones parlamentarias de este
país. Pero ayer se ha producido un quiebro: en sesión parlamentaria, el
Gobierno socialista ha sacado adelante la prolongación del Estado de Alarma,
para mejor combatir la pandemia del coronavirus; y lo ha logrado sin apoyarse
en la divina Esquerra/Izquierda. Atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario