Voy al cajero más cercano de mi casa y noto que es un aparato flamante. Intento sacar dinero, pero no puedo porque la tarjeta no entra, por más que pruebo varias veces. Desconcertado, entro en la sucursal correspondiente y pido ayuda, que me da una empleada acompañándome hasta el cajero e introduciendo ella la tarjeta en la ranura sin el menor problema. Pero, ¿qué ha hecho ella que no hice yo? Pues, simplemente, ha metido la tarjeta por el extremo opuesto al que yo la metí. Hay que ver lo inteligentes que pueden ser los aparatos electrónicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario