miércoles, 11 de mayo de 2022

LEYENDO SOBRE LA MARCHA

     En el curso de varios años, yo había visto a alguien caminando y leyendo. Siempre me pareció un hecho encomiable y hasta asombroso. Y también envidiable: cómo me gustaría que un libro mío enganchara hasta el punto de merecer una lectura tan acuciante.

    Hoy he vuelto a experimentar la misma envidia, pero al mismo tiempo un crecido asombro, porque no es que se haya repetido el mismo suceso, sino que me ha ocurrido por partida doble, en dos calles distintas. Y notable también: en ambos casos se trataba de jóvenes lectoras, como, si la memoria no me falla, en las ocasiones anteriores.

    ¿Leen más las mujeres que los hombres? Tengo entendido que sí, que hay estadísticas que lo confirman.

    Ahora bien, lo de leer en papel se ha quedado un poco corto, porque mucha lectura, no sé en qué proporción, se hace también en el móvil, caminando, en una sala de espera, en una terraza, en una cola, en transporte público...

    El caso del móvil, por cierto, es más amplio, en cuanto permite interactuar con la escritura, una escritura no cursiva, sino tipográfica. Es pasmoso el crecido números de practicantes del arte de escribir, surgidos con el uso de dicho aparato: ciudadanos que no se expresaban por escrito desde sus tiempos escolares. Y hay más, esta escritura digital, sobre un teclado breve, condiciona a la brevedad, a la síntesis y a la precisión, estimables cualidades de la expresión escrita.

    

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