El hecho de que en inglés las palabras no se pronuncien a veces como parece, qué difícil de aceptar es para un hispanoparlante. Que seat (asiento) se diga “si:t”, pero dead (muerto) se diga “ded”, produce cuando menos desconcierto. Y es que en español toda palabra escrita regala indiscutiblemente su pronunciación. Y hay unas reglas.
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