lunes, 13 de mayo de 2013

A vueltas con el inglés (2)

Recuerdo cuando una buena amiga me participaba su contento porque una de sus hijas había ennoviado con un chico inglés, hijo de buena familia, apuesto y con un gran empleo.
-Y además-completó-habla un inglés precioso.
Con el tiempo esta admiración de mi amiga la he asociado con manifestaciones similares, pues parece que a la generalidad de los españoles les maravilla que los ingleses hablen tan bien su propia lengua. Oyéndoles, se extasían y vibran como harían con un intérprete de ópera.
Pero como a Plácido Domingo-pongamos por caso-no se le puede igualar, lo más cómodo y sabio es no perder el tiempo intentándolo.
Se podría aprender inglés con acento y pronunciación a la española, esto sería lo más fácil, pero el resultado sería horrible, una chabacanería, un atentado al inglés de Oxford. Por tanto, dejemos el inglés para los ingleses, como la ópera para Plácido Domingo.

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