viernes, 10 de mayo de 2013

Desencanto

 
El encuentro con el hombre o mujer de talento artístico provoca a menudo desencanto. Produce perplejidad cuando el carácter no se corresponde con la excelencia de la obra. No vemos en la persona las bellas cualidades que esperábamos. Nos resulta difícil comprender que puedan convivir el don de la palabra, o de la música, o de la pintura, con la envidia, la avaricia o la mezquindad. Hay mediocridades que superan en elegancia y generosidad a verdaderos genios.
-No me gusta su pintura; es un tipo muy engreído.
-Lo será, oiga, pero es un artista excepcional.

 

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