domingo, 17 de noviembre de 2013

DESENCANTO

El encuentro con el hombre o mujer de talento artístico provoca a menudo desencanto. Produce perplejidad que el carácter no se corresponda con la excelencia de la obra. No vemos en la persona las bellas cualidades que esperábamos. Nos resulta difícil comprender que puedan convivir el don de la palabra, o de la música, o de la pintura, con la envidia, la avaricia o la mezquindad. Hay mediocridades que superan en elegancia y generosidad a verdaderos genios. Muchos caen en el error de valorar la obra de arte en función del caracter de su autor.
-No me gusta lo que escribe: es un tipo muy vanidoso". 
-No, mire: juzque al artista por su obra. De su carácter, olvídese.Todos albergamos ese otro yo más o menos impresentable. Y quizá el que se sabe gran artista, tienda menos a disimular sus defectos
 

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