lunes, 30 de diciembre de 2013

¿DÓNDE SE METE USTED?

-Bueno, ¿pero qué es de su vida?¿Dónde se mete usted?

 Es el kioskero, que me sorprende con su interés. En mis diez días de ausencia,  el kioskero es la última persona que se me hubiera ocurrido que me echaba de menos. No puedo decir que su cordialidad me haya conmovido, pero sí que me ha gratificado.

 Metido en su cubículo, mi kioskero atenderá cada día a docenas de personas más o menos conocidas, pero de las que ni siquiera sabe el nombre, por muy cliente suyo que sea desde hace veinte, treinta años.

Con el periódico bajo el brazo he cruzado la calle, sorteando otros peatones, todos desconocidos, como todos los que después me he cruzado caminando por la acera. Nos movemos en la ciudad entre semejantes cuyos nombres ignoramos. y con los que ni siquiera jamás hablaremos. 

 En la ciudad pululamos en una inquieta concurrencia de individuos, cuyos destinos no llegan nunca a encontrarse. Hay un desapego, al tiempo que una excitante sensación de independencia caminando, entrecruzándose con la anónima multitud. Miles de horas de nuestro vivir urbano transcurren entre extraños, e inevitablemente, uno se va poco a poco impregnando de enajenación. La salutación del kioskero esta mañana me ha hecho sentirme yo. 

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