lunes, 3 de marzo de 2014

NEBRASKA

En la actual película  Nebraska, un  anciano gagá está convencido de que le corresponde cobrar un ficticio premio millonario en metálico por la suscripción a una revista. ¿Para qué quiere el dinero? Para comprarse una camioneta y un compresor. A toda costa intentará llegar a la ciudad de Lincoln para recibir la supuesta suma. Un  amante y paciente hijo le llevará en su coche, atravesando desolados paisajes y pequeñas comunidades sombrías, sin  aliciente, donde viven jubilados carentes de toda alegría y esperanza. Nada heroico, nada deslumbrante hay aquí; la América glamorosa brilla por su ausencia. Una excelente, sincera película sin embargo.

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