lunes, 21 de abril de 2014

PERRITOS

En el edificio donde vivo, según mis cálculos, debe haber unos treinta perritos.
En mi planta concretamente, la que mejor conozco, el matrimonio Toledano, sin hijos, siempre ha tenido perrito. Ahora tienen un terranova tan envejecido y achacoso como ellos dos.
Justina, la enfermera jubilada se ha comprado recientemente un foxterrier al que lleva acicalado y vestido con selectas prendas. En el parque del barrio se la ve a veces sentada, con el perro a sus pies y llorando.
Don Carlos, funcionario del Ayuntamiento, tiene un nervioso galgo que se pasa casi todo el día solo, aunque los fines de semana su dueño se lo lleva a una casa que tiene en la sierra.
Doña Alicia, una ex actriz de gran empaque y marchita belleza, posee una perrita pequinesa a la que habla todo el tiempo. Con los vecinos no se habla desde que la demandamos por morosa contumaz en los gastos de comunidad.
Y por último Sara, que regenta una administración de lotería. Su perro de compañía es un husky al que no para de reñir. Antes lo hacía a su amante, un ex futbolista de segunda división que se ha juntado con otra.
-¿Cuántos vecinos de planta tienes?-me preguntó el otro día un amigo curioso.
-Siete-le respondí.
Luego caí en la cuenta de que había omitido a los perros. Contándolos a ellos mis vecinos son trece. 

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