jueves, 10 de diciembre de 2015

SER O NO SER

En estos días de campaña electoral los candidatos pierden a veces los estribos y  profieren descalificaciones tajantes unos contra otros.
Las acusaciones pueden ser de distinta especie: sobre la corrupción, sobre promesas incumplidas, sobre faltar a la verdad y sobre mala gestión.
Hay otra censura, de orden ontológico, que a veces sale a relucir cuando no queda más por reprochar.
-¡Es que ustedes son de derechas! No lo nieguen, son de derechas.
Los aludidos quedan acobardados, en vergonzante falta de respuesta. No es de recibo reconocer que se es de derechas. Curiosa asimetría, porque los de derechas podrían contraatacar con un:
-¡Y ustedes son de izquierdas!
Pero no se atreven, aunque se saben de derechas y están orgullosos de serlo. Incluso entre ellos, la izquierda está considerada como una posición nefanda, como a veces se hace notorio. Y asi sucede que, aunque las dos ideologías se implican en el juego democrático, en el fondo no terminan de aceptar el derecho a ser como es de la otra. 

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