viernes, 15 de enero de 2016

LOS SANTOS PARTIDOS

Tenemos el Santo Sacramento, la Santa Iglesia, la Santa Sepultura, los Santos Lugares y muchos otros sitios y conceptos santos.
Ser santo, tener santidad, implica una divina entidad que confiere devoción y adoración. Lo santo se acerca a lo divino.
¿Los partidos políticos son santos? Aparentemente, no. No lucen el adjetivo delante de su nombre o sus siglas.
Pero no nos guiemos por las apariencias. Cada partido se proyecta como infalible, puro y santo. Y sobre todo, para cada partido los demás están en el más nefando error.
Aprobar o elogiar aspectos o ideas de otros partidos es convertirse en hereje. Nosotros somos la verdad, la única verdad; los demás son la herejía.
No es admisible que otro partido pueda llevar parte de razón: hacerlo es exponerse a ser señalado ferozmente como apóstata.
Admitir la razón de otros, coincidir en ideas y posturas, ponerse de acuerdo, pactar, asimilar puntos de vista ajenos, son imperdonables asaltos a la santidad. 
Qué santos son nuestros partidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario