sábado, 20 de febrero de 2016

MADRID DESMONTABLE

Hace un frío de cuchillos esta mañana de febrero. Me acerco a mi kiosco habitual y le extiendo la tarjeta de compra al kiosquero; como todas las mañanas. Lo veo al hombre casi tiritando y bien apellizado.
-¿Está acatarrado?
-Sí, un poco...
Caigo en la cuenta de que debe abrir muy temprano.
-¿A qué hora se levanta usted?
-A las seis y media.
-¿Y a qué hora abre aquí?
-A las siete y media-. Y me mira sonriente mientras me extiende la tarjeta y el periódico.
-Cuando muchos estamos todavía bajo el calor de las mantas.
-Cuando todavía están colocando las calles de Madrid.
Me ha impactado esa frase: me hace ver cómo la ciudad va surgiendo de las sombras de la noche y el olvido del sueño.  Celebro su agudeza:
-Eso es, muy bien, que Madrid hay que montarlo cada mañana, hay que colocar las calles. ¡Enhorabuena por su pupila!
-Muchas gracias.
-De nada; el agradecido soy yo ...


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