Mañana, día de votación
en el Ateneo de Madrid para renovar la mitad de la Junta de Gobierno. Estoy en la Junta
Electoral, que tiene la obligación de componer la mesa. Es temible el
escrutinio de estas elecciones, que puede prolongarse hasta después de medianoche. Me aterra la perspectiva, pero
conservo la esperanza de que haya suficientes voluntarios –somos cinco
junteros. ¡Cuántas horas se ha llevado la composición de mi blog en los últimos
meses! Y las que me quedan, y es que veo importante colocar en ese escaparate
toda mi obra de la manera más atractiva posible. Claro que antes ya había
abandonado los asientos en mi diario, por pérdida de interés seguramente. Ahora
siento que me renace de nuevo, y por otro lado lo veo un ejercicio muy
constructivo y en ocasiones sustancioso. Vuelvo bastante rendido por la fiebre
del heno, me ha dado este año más fuerte que nunca, y vuelvo con algunas
alegrías apagadas. Con decir que ya me he sacado por fin el abono transporte
para jubilados. Soy un jubilado, un sujeto de la tercera edad, por poco que me
guste admitirlo.
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