No queda tan lejano el tiempo en que al ser presentadas, o al saludarse dos personas, se estrechaban la mano, todo lo más. Incluso, en exquisita etiqueta, se consideraba que el varón no debía ser el primero en extender la mano. Y en tales capas sociales no era infrecuente que ella extendiera la mano para ser besada por él: hoy ya una ridícula rareza.
Besarse en la mejilla era algo que las mujeres siempre han hecho entre sí.
Hoy el beso entre hombres y mujeres se ha generalizado.
Los hombres no se besan, siguen optando por estrecharse la mano,
una manera paritaria de expresarse amistad, afecto, simpatía, o también frialdad. También es frecuente entre los hombres el abrazo, que puede ir acompañado de unas palmaditas en la espalda. Son saludos rotundos y bastante uniformes.
El beso en cambio no parece un saludo tan redondo. Se presta a quedar en conato, en beso unilateral. en beso caluroso de una parte y en frialdad o ausencia de la otra, o en cortés contacto de mejillas.
Hoy el beso entre hombres y mujeres se ha generalizado.
Los hombres no se besan, siguen optando por estrecharse la mano,
una manera paritaria de expresarse amistad, afecto, simpatía, o también frialdad. También es frecuente entre los hombres el abrazo, que puede ir acompañado de unas palmaditas en la espalda. Son saludos rotundos y bastante uniformes.
El beso en cambio no parece un saludo tan redondo. Se presta a quedar en conato, en beso unilateral. en beso caluroso de una parte y en frialdad o ausencia de la otra, o en cortés contacto de mejillas.
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