martes, 31 de julio de 2018

ESAS PIERNAS


Recuerdo que hace unos años me llamaba la atención la aparición de unos anuncios comerciales referentes a las piernas de las señoras. Se les encarecía cuidar las piernas por motivos de salud y de estética. Unas piernas torneadas, lustrosas y sanas eran la base, las columnas de sustentación de un cuerpo esbelto. ¿Cómo se podía acceder a esta llamada? Obviamente, acudiendo a una clínica especializada, debidamente dotada para atender a tan delicada atención. Claro que de siempre existió la tonsura de la pierna, la depilación en la mujer, porque la pierna velluda del hombre, que yo sepa, no ha sido, no era ni es motivo de bochorno antiestético. Es más, el varón ha ampliado su exhibición a medida que se ha ido aficionando a vestir pantalones cortos y bermudas en verano. Una moda que, tengo para mí, conlleva un implícito grito de autoafirmación, comparable a la de lucir  barba o bigote.

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