viernes, 27 de julio de 2018

LAS HORAS

A las 9.45 de la mañana ya están luciendo las cruces de las farmacias. Una mujer corre como loca a montar en un autobús que se detiene un poco más arriba. Bajo por Peñalver, sombría finca, asilo de ancianos, ex cárcel de Porlier, una lápida con unos versos de Miguel Hernández. Veo gente desayunando en terrazas y me dan ganas de volver a desayunar y leerme en paz el periódico. Qué placer era antaño, ver pasar las horas, parecían inagotables, un caudal inmenso. 

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