domingo, 26 de enero de 2020

DIARIO DE UN ATENEÍSTA (4)

Viernes, 2-2-2001
            
DESPISTADOS
En la consulta del dentista comento a la enfermera:
            -He notado que a esta clínica viene mucho despistado.
            -¿Por qué lo dice usted?
            -Ya he visto que más de uno se equivoca de hora
            -¡Ah, no lo sabe usted bien! Y de día. Hay quien se presenta dos o tres días después.
            -Se comprende: en un sitio donde no regalan nada...
            -Bueno, y que hay días que viene mal hacer un desembolso, que la paga no ha llegado...
            -O que no se está de humor para que le hagan daño...
            -Hoy día los dentistas no hacen daño
            -Pero siguen suscitando prevención.
            -Puede ser...
            -El ser humano es débil.
            -Y que lo diga usted...
         
Domingo, 4-2-2001

MADRILEÑOS

            Para mí el típico madrileño es normalmente alguien que ha venido de fuera y, después de vivir aquí unos años, se ha adaptado y ha adoptado ciertos comportamientos. El madrileño que ha nacido y se ha criado en Madrid no es necesariamente un madrileño típico. Muchos lo son, pero muchos otros no. Yo me considero un madrileño típico, y a otros que pueden presumir de haber nacido aquí los veo pueblerinos y provincianos. Porque uno de los comportamientos del madrileño típico, del formado aquí, consiste en ver la vida y la gente con mentalidad capitalina, que es lo mismo que  aceptar a la gente como es, sin distingos de oriundez ni mentalidad.

Lunes, 5-2-2001


*LA GUERRA CIVIL

            Luis Arrillaga es politólogo y en la actualidad investiga sobre Alcalá Zamora(¿por qué llamarle siempre “don” Niceto?). Como yo estoy documentándome sobre Azaña, no es raro que cuando nos vemos hablemos del período 1920-1930. Hoy, a la hora del café en el hotel El Prado, ha sacado a relucir las memorias de Gil Robles, y según éste, refiere Arrillaga, Franco no se decidió a sublevarse hasta el último momento, y parece que hasta llevaba consigo una especie de carta-coartada en caso de que le fallara el intento. Señala también Arrillaga que el general refrendó su acción con un manifiesto en que invocaba la tríada, libertad, igualdad, fraternidad. Ya había oído yo hablar de dicho documento, al que se le debió archivar discretamente durante el franquismo. Levantamos la breve tertulia evocando aquellos días exasperados de julio que precedieron al estallido de la guerra. Incendios de iglesias, discursos incendiarios de la derecha en el Parlamento, asesinato del teniente Castillo, asesinato de Calvo Sotelo... Fueron los días críticos sobre los no se ha extinguido la tentación de apuntar a culpables -todavía, setenta años después-, resultando siempre que hay un precedente tan bárbaro o más de signo contrario, siendo esa imposible justificación o explicación lo que me lleva a creer que fueron verdaderamente “días trágicos”.

Martes, 6-2-2001

            He estado en Alcalá de Henares con Jaime Valentí. En la Fundación Colegio del Rey nos han dado información sobre las dos semanas que están dedicando a Azaña y la guerra civil. En la Casa de la Entrevista hemos visto una exposición sobre la participación de las Brigadas Internacionales en la guerra. Algunas fotos  me han hecho estremecerme por estar asociadas con imágenes de la infancia: los milicianos y  milicianas, los aviones, la vestimenta, etc. Un vídeo mostraba entrevistas con viejos brigadistas de diferentes países que hablaban con el mismo vigor e idealismo que inspiraron su aventura española. Esto fue también muy emocionante. Jaime quiere montar unas jornadas sobre Azaña en Logroño, en las que están interesados relevantes amigos suyos de allí. Quiere que yo participe con una charla y que también dé sugerencias para la la confección del programa. Hemos comido en la Plaza de Cervantes, y durante el café, en el Hotel Bedel de la Plaza de la Universidad, Jaime ha recordado que le llamaba la atención que  el hecho de que yo hablara inglés.
            -¿Dónde aprendiste el inglés?
            -Le he sintetizado mi estancia en Inglaterra en el 53-55, cuando trabajé de butler en un colegio inglés, etc.
            No he olvidado lo intrigante que le resultaba aquella capacidad mía a Jaime. Era en el 57, o quizá el 59-60, vuelto yo de USA. Lo veo con un traje marrón de cuadritos siempre, el pelo negro ondulado, bajito, nervioso, extremadamente amable y con la aureola de quien regresaba del exilio.

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