Viernes, 2-2-2001
DESPISTADOS
En la consulta del
dentista comento a la enfermera:
-He
notado que a esta clínica viene mucho despistado.
-¿Por
qué lo dice usted?
-Ya
he visto que más de uno se equivoca de hora
-¡Ah,
no lo sabe usted bien! Y de día. Hay quien se presenta dos o tres días después.
-Se
comprende: en un sitio donde no regalan nada...
-Bueno,
y que hay días que viene mal hacer un desembolso, que la paga no ha llegado...
-O
que no se está de humor para que le hagan daño...
-Hoy
día los dentistas no hacen daño
-Pero
siguen suscitando prevención.
-Puede
ser...
-El
ser humano es débil.
-Y
que lo diga usted...
MADRILEÑOS
Para mí el típico madrileño es
normalmente alguien que ha venido de fuera y, después de vivir aquí unos años,
se ha adaptado y ha adoptado ciertos comportamientos. El madrileño que ha
nacido y se ha criado en Madrid no es necesariamente un madrileño típico.
Muchos lo son, pero muchos otros no. Yo me considero un madrileño típico, y a
otros que pueden presumir de haber nacido aquí los veo pueblerinos y
provincianos. Porque uno de los comportamientos del madrileño típico, del
formado aquí, consiste en ver la vida y la gente con mentalidad capitalina, que
es lo mismo que aceptar a la gente como
es, sin distingos de oriundez ni mentalidad.
Lunes, 5-2-2001
*LA
GUERRA CIVIL
Luis Arrillaga es politólogo y en la
actualidad investiga sobre Alcalá Zamora(¿por qué llamarle siempre “don”
Niceto?). Como yo estoy documentándome sobre Azaña, no es raro que cuando nos
vemos hablemos del período 1920-1930. Hoy, a la hora del café en el hotel El Prado, ha sacado a relucir las
memorias de Gil Robles, y según éste, refiere Arrillaga, Franco no se decidió a
sublevarse hasta el último momento, y parece que hasta llevaba consigo una
especie de carta-coartada en caso de que le fallara el intento. Señala también
Arrillaga que el general refrendó su acción con un manifiesto en que invocaba
la tríada, libertad, igualdad, fraternidad. Ya había oído yo
hablar de dicho documento, al que se le debió archivar discretamente durante el
franquismo. Levantamos la breve tertulia evocando aquellos días exasperados de
julio que precedieron al estallido de la guerra. Incendios de iglesias,
discursos incendiarios de la derecha en el Parlamento, asesinato del teniente
Castillo, asesinato de Calvo Sotelo... Fueron los días críticos sobre los no se
ha extinguido la tentación de apuntar a culpables -todavía, setenta años
después-, resultando siempre que hay un precedente tan bárbaro o más de signo
contrario, siendo esa imposible justificación o explicación lo que me lleva a
creer que fueron verdaderamente “días trágicos”.
Martes, 6-2-2001
He estado en Alcalá de Henares con
Jaime Valentí. En la Fundación Colegio del Rey nos han dado información sobre
las dos semanas que están dedicando a Azaña y la guerra civil. En la Casa de la
Entrevista hemos visto una exposición sobre la participación de las Brigadas
Internacionales en la guerra. Algunas fotos
me han hecho estremecerme por estar asociadas con imágenes de la
infancia: los milicianos y milicianas,
los aviones, la vestimenta, etc. Un vídeo mostraba entrevistas con viejos
brigadistas de diferentes países que hablaban con el mismo vigor e idealismo
que inspiraron su aventura española. Esto fue también muy emocionante. Jaime
quiere montar unas jornadas sobre Azaña en Logroño, en las que están
interesados relevantes amigos suyos de allí. Quiere que yo participe con una
charla y que también dé sugerencias para la la confección del programa. Hemos
comido en la Plaza de Cervantes, y durante el café, en el Hotel Bedel de la
Plaza de la Universidad, Jaime ha recordado que le llamaba la atención que el hecho de que yo hablara inglés.
-¿Dónde aprendiste el inglés?
-Le he sintetizado mi estancia en
Inglaterra en el 53-55, cuando trabajé de butler en un colegio inglés,
etc.
No he olvidado lo intrigante que le
resultaba aquella capacidad mía a Jaime. Era en el 57, o quizá el 59-60, vuelto
yo de USA. Lo veo con un traje marrón de cuadritos siempre, el pelo negro
ondulado, bajito, nervioso, extremadamente amable y con la aureola de quien
regresaba del exilio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario