Martes, 13-2-2001
DON ALFREDO
Ya he terminado de ver el expediente de D. Alfredo Saralegui-el fundador de los Pósitos de Pescadores-en el Archivo Central de la Armada. No se puede ver allí si este hombre estuvo o no represaliado al terminar la guerra. Pero hay algunos detalles que resultan raros. Una conversación con algún descendiente suyo me vendría muy bien. En cualquier caso, creo que ya tengo la base para un artículo sobre la obra de don Alfredo.
Miércoles, 14-2-2001
LA ACTUALIDAD
Otro terrible terremoto en El Salvador. He oído por la radio al alcalde de San Salvador, agradeciendo la ayuda prestada por España. Su descripción de los daños causados y las necesidades derivadas los ha hecho sentir más cerca. Con los votos del PP el Congreso ha rechazado una propuesta de los demás grupos condenando la sublevación militar del 36. El PP explica su postura por considerarla una cortina de humo de los nacionalistas vascos sobre los crímenes de ETA. Dramáticas mociones de las instituciones españolas, desde los concejos municipales, hasta el Parlamento, que jalonan la historia contemporánea de este país.
Jueves, 15-2-2001
SERVILISMO
Los grandes cambios de la sociedad española son también de comportamiento. Se me ocurre por ejemplo que ya queda poco del que era arraigado servilismo. “A su entera disposición, don Mengano”. “Estamos para lo que usted guste mandar”. “Usted no tiene más que mandar”, etc. etc. Había quien tenía toda una corte de servidores y aduladores que le debían trabajo, favor o prebenda. Hay todavía clientelismo en el mundillo de los políticos, pero no aquel vergonzoso servilismo.
RENDICION
Otra cosa que a ojos vistas a cambiado es la relación en las parejas jóvenes, que ahora es más franca y natural, habiendo desaparecido una serie de tabúes y pacaterías hipócritas. Se deba también una histérica tendencia a la posesión absoluta del uno por el otro, a la rendición y sumisión total confundiéndola con el amor. Me imagino que todo era parte de la misma relación retorcida entre hombre y mujer.
Viernes, 16-2-2001
Aparece Rafael Hernández en la “Tertulia de Escritores y Lectores” y como con él y Pepe Lamadrid. Rafael da el lunes un recital y nos invita a que estemos presentes.
-Ya a publicar un libro no le doy tanta importancia-nos dice, y sí que me llena recitar unos poemas míos ante unos amigos.
Yo subrayo que en el pasado la poesía de algunos poetas se conoció en hojas sueltas y que los poemas no aparecieron en libros hasta siglos después.
-Y había la tradición oral, los juglares-añade Lamadrid.
¿La fama?
Yo aduzco que es un apetito muy humano y que soy el primero en confesar que lo he tenido y lo tengo.
-Lo tuve-confiesa Rafael-. No logré alcanzarla y ya estoy en otra dimensión.
Pepe asegura que carece de inquietudes en este sentido, simplemente porque no tiene ninguna facultad o capacidad que ofrecer.
Tres años estuvo Rafael en la cárcel por motivos políticos con el franquismo.
-¡Qué fuerza moral tenía yo entonces! Aspirábamos a transformar la sociedad, a la revolución-Rafael era del PC.
Nos asegura que el hundimiento de la Unión Soviética y del comunismo ha destrozado síquicamente a muchos militantes que han visto desaparecer el Norte de su vida.
La infancia y juventud de Rafael fue muy dura. No pudo hacer estudios. Yo en cambio pude hacer el bachillerato, y sin embargo tengo la espina clavada de los que tuvieron todas las facilidades para acceder a la universidad a la edad apropiada y contaron con todos los medios para graduarse. ¡Siempre hay alguien que lo ha tenido peor que tú!
Lunes, 19, 2-2001
RECITAL
Rafael Hernández va recitando sobriamente poemas de su libro El balcón de Venus. El público escucha con total atención. Se van sucediendo momentos y ocasiones en que el poeta encuentra o ve a una mujer bella y alude a besos y a sueños de contactos eróticos. Metáforas e imágenes refuerzan y al y al mismo tiempo dan vuelo a los poemas. En cada uno hay como un desarrollo pero el remate no llega-quizá esta interminación ha tenido pendiente al auditorio todo el tiempo.
-Adelante, poeta-ha dicho la presentadora al terminar su breve introducción. Y poeta, en efecto ha demostrado Rafael que es, con un repertorio de sentimientos y sensaciones de la adolescencia, aunque andará ahora por los setenta años.
El acto ha tenido lugar en el Centro Cultural de la Telefónica, un tanto cutre, donde un grupo de poetisas principalmente organiza un recital cada mes. Había representantes de otra panda similar del Centro Gallego y no me acuerdo qué otro cenáculo. En Madrid hay montones de estos círculos poéticos, los que los poetas se recitan entre sí. Constituyen un submundo literario que raramente trasciende del barrio y que, con suerte, congrega a treinta o cuarenta personas. Rafael exponía sobre una mesa dos libros suyos. No creo que vendiera más de media docena. Durante la “copita”, una señora con gafas, risueña, me reconoció como alumna suya, del año 71, en la Escuela Normal Santa María. No he ejercido el Magisterio; se metió en la Telefónica, y calculo que es uno de los puntales de este Centro Cultural. Me recuerda una anécdota relacionada con mi persona.
-Al comenzar el curso nos preguntó usted: “¿A qué nota aspira cada uno?”
-¡No me diga!
-Sí: la mayoría dijo que cinco, seis. ¡Yo le dije que diez!
-¡Y al final del curso me los dio!
-Usted lo merecía.
Me había olvidado completamente de aquella ocurrencia mía, y de pronto me veo como en una foto de juventud y extravagancia. Como los alumnos seguramente me veían.
En conversación con Pepe Lamadrid voy subiendo la Gran Vía. El va desgranando sucedidos y recuerdos suyos de este escenario y yo dejo caer alguno mío. Básicamente esta calle tiene el colorido y el bullicio de siempre, y las luces, los escaparates y el ruido cooperan a distraer el aburrimiento si gastar una peseta. Me gustaría pararme en cada puerta y en cada establecimiento para clarificar los cambios experimentados en los muchos años que no frecuento la Gran Vía, pero siento la urgencia de coger el autobús; me espera un rato de trabajo ante el ordenador. Siempre he valorado mucho el tiempo, pero ahora es que soy un avaro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario