No recuerdo sus nombres, y doy por
seguro que no los sabré nunca, como ocurre con incontables personas que he oído
hablar por la radio a lo largo de muchas décadas. Son voces sin cara,
entrevistados o consultados que, con la excepción de una minoría de famosos,
desaparecen para siempre, después de figurar en el espacio radiofónico durante
unos minutos. En este caso se trataba de unos conductores de la empresa municipal
de transportes de Madrid, quienes fueron entrevistado por Javier del Pino el sábado 9 de
mayo de 2020, en el programa matutino, “A vivir que son dos días”. El tema era
la opinión de estos trabajadores sobre las precauciones que imponen a su labor
las medidas contra el coronavirus. Todos han transmitido una visión sensata, al
tiempo que directa y realista, sobre un servicio de transporte que ha
funcionado y sigue funcionando con dos o tres pasajeros durante la mayor parte
de las horas del día. Mas sobre la desescalada próxima, con la necesidad de
limitar el número de pasajeros en cada vehículo, estos trabajadores han expresado
sus temores ante reacciones irresponsables, previsibles entre los que deben ser
rechazados cuando el cupo de asientos ocupables esté completo. En esa fase el
éxito de las medidas contra la epidemia estará en la población, en nosotros mismos, en cada uno de los ciudadanos.
Las normas por sí solas no bastan. Creo que esta ha sido la aportación del último de los intervinientes, y que me ha parecido tan lúcida como oportuna y valiosa.
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