lunes, 18 de mayo de 2020

LA CALLE

En mi paseo diario por la mañana para comprar el periódico, con un sol a toda luz, he percibido una ciudad casi normal, en realidad más placentera que antes del Estado de Alarma. Era la ciudad del trabajo, de la faena matutina, de personas que caminaban con un propósito, con el acicate de hacer alguna gestión. Otras, es verdad, como yo, íbamos desganados, sin objetivo, paseantes de turno, porque era la hora de salir para los mayores, los que ayer domingo a la misma hora éramos gran mayoría, dando a la calle la imagen de un perezoso río de fantasmas sueltos, mudos y sin meta. Hoy la calle estaba queriendo volver a su ser, a su viva ocupación y, afortunadamente, en el informe sanitario de esta tarde, las descendentes cifras,van en paralelo.

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