Qué afectuosamente, qué amigablemente se saludaban el otro día Macron y Putin. Se sonreían, se estrechaban las manos y el ruso daba un toque afectuoso al francés en los codos. Hoy, la foto del encuentro entre los dos mandatarios transmite una patente sensación de distanciamiento. Se les ve en sendos extremos de una mesa kilométrica, ovalada, una especie de nave, con la proa y la popa ocupadas respectivamente. Deben tener los dos muy buen oído, claro, aunque pensándolo bien siempre están los móviles para comunicarse.
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