¡Qué afortunado nombre! Qué ajustadamente expresa el cometido que desempeñan los animales de compañía.. Comparten las horas de su dueño, haciéndoles desprenderse de la tristeza de la soledad, y lo hacen con total entrega, y siempre vigilantes, siempre presentes, siempre afectuosos, las 24 horas del día.
Tienen otras cualidades, además. No cobran un sueldo, ni discrepan de las ideas del dueño.
Comen, claro. Hay que alimentarlos, y eso es un gasto. Como lo es el de su salud, el de medicinas y veterinario. Incluso hay quien, a su animal de compañía, a su perro concretamente, lo viste con alguna prenda más o menos vistosa.
Con los gatos es otro cantar. Estos son unos animales misteriosos que, aunque cariñosos acompañantes, guardan celosamente las distancias.
La verdad es que el auge de los animales de compañía se centra principalmente en los perros, cuya presencia en la sociedad humana vive un auge palpable en la actualidad. Hasta parece que ha aumentado, no sólo el número de individuos caninos, sino el de tipos de la especie, como surgidos de un ámbito creativo, donde se determinaran sus rasgos morfológicos y hasta temperamentales.
-Yo quiero un perrito de hocico rojo, cola blanca, orejas negras y pequeñas, pelo pardo y poco ladrador.
-Sin problema.
Más de una vez he visto a un perrito ladrando lastimeramente a la puerta de un supermercado por la ausencia de su amo. Porque está claro: la necesidad de compañía es mutua.
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