jueves, 2 de marzo de 2017

HOMS

“Esta no es su casa, es el Tribunal Supremo”, le recordó su presidente al político Francesc Homs.
Había argüido Homs, que en su casa le habían enseñado a esperar a que el otro termine de hablar antes de tomar la palabra. Lo decía porque el fiscal le estaba interrumpiendo.
Interrumpir al otro es desde luego una incivil manera dialéctica, aunque abusar del turno de palabra puede ser una burda táctica para imponerse.

¡Pobre Sr. Homs! A sus cerca de cincuenta años todavía chocando contra el muro españolista. ¡Ah, dehesa querida, la del pelo que conmigo llevo!

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