E, A. ROBINSON: Richard Cory



Cuando Ricchard Cory venía a la ciudad,
lo mirábamos los menestrales:
era apuesto, esbelto y gallardo,
un señor de la cabeza a los pies.

Vestía siempre con discreción,
hablaba siempre con sencillez,
sus “buenos días” llegaba al corazón
y tenía un resplandor su caminar.

Era más rico que un rey
y exquisitamente educado;
tenía todas las prendas
que nosotros deseábamos.

Nosotros no ganábamos para carne
y maldecíamos el pan, pero soñábamos;
y una tranquila noche de verano
Richard Roy, la tapa de los sesos se saltó.

Traducción de José Siles Artés

 25-7-07

 

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