domingo, 2 de septiembre de 2018

ENGAÑIFLA


Se acerca el día a su mitad y ya aparece a la puerta de los restaurantes el menú del día. Tiene éxito esta oferta de los restaurantes económicos. Se ve que hay una gran demanda, para aprovechar el intervalo de descanso entre la mañana y la tarde. Incluso por motivos de comodidad nos viene bien el menú económico a los que estamos jubilados, a los turistas y a los visitantes del extrarradio. No me considero un gastrónomo ni nada parecido, pero tengo una querencia a fijarme en los menús anunciados que  encuentro a mi paso. De esta observación, y de mi propia experiencia de vez en cuando, esto  llegando a la conclusión de que la calidad de la comida ha dado un gran bajón. Es raro encontrar un plato propiamente cocinado. Se nota que ni siquiera proceden de una cocina propiamente dicha. El microondas se ha convertido en el instrumento predominante para preparar los platos. Las legumbres brillan descaradamente por su ausencia. Las salsas de bote y la nata dan gusto a alimentos descongelados o “desfrascados”. La fruta como postre desaparece a marchas forzadas para ser sustituida por helados, sorbetes y cremas. Yo no digo que la “cocina casera” sea perfecta, seguramente podría admitir puntuales mejoras, pero lo que me encrespa es que ese nombre, o el de “cocina mediterránea”, sea usurpado por platos de comida rápida y de engañifla.

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