viernes, 12 de octubre de 2018

GABRIEL RUFIÁN

Qué problema debe ser para cualquiera llevar un apellido de significación despectiva. Desde la niñez, desde que se tiene uso de razón, se debe pasar por un período de asimilación y conllevancia no muy grato, la verdad. Por otro lado, apellidarse, por ejemplo,  "Rufián", concede automáticamente una notoriedad a la que no tiene acceso la inmensa mayoría de  los apellidos. Y ocurre que en la sociedad española actual tenemos precisamente un señor llamado Gabriel Rufián, diputado de Esquerra Republicana, que además de por su peculiar apellido, destaca por sus sonadas intervenciones en las comisiones de investigación sobre corrupción. Su estilo es afear la conducta del compareciente, martilleándole con preguntas del estilo: "¿No le da a usted vergüenza...?", erigiéndose él de manera indirecta en implacable pontífice moral -¿dónde se formaría este ciudadano? 
Con sus estocadas consigue el diputado sacar de quicio al convocado y crea un clima de crispación y protesta, ideal para encontrar eco en los titulares de los medios -hasta tal punto, que de no ser experto y avisado, el periodista de turno tiende a caer en la tentación de dar más relieve a los hachazos del diputado Gabriel Rufián, que a las presuntas tropelías del compareciente. Mas anteayer, en el interrogatorio a Álvarez Casco, ex ministro del PP, al calificar de "palmera de Cascos" a Beatriz Escudero, actual diputada del PP y acompañante de aquel en la mesa, ésta espetó a Rufián: "No me guiñes el ojo, imbécil!" Anteayer el tiro le salió por la culata a Rufián. Beatriz Escudero le robó bastante espacio en los titulares.




No hay comentarios:

Publicar un comentario