Con
él ha llegado a la política española un personaje de catadura claramente
diferenciada de todos los otros líderes
políticos actuales. Empezando por la cabellera, recogida en una coletilla. Hay
melenudos entre nuestros hombres públicos, pero ningún otro, que yo sepa, lleva
coleta. No usa tampoco corbata PI, siempre va despechugado, pero en esto sí
tiene competidores. Pablo Iglesias es muy expresivo: en su rostro brilla con facilidad
el encanto o el desencanto, éste apuntalado con fruncimiento del ceño. Tiene
por otra parte la sonrisa fácil y amplia, desvelando una dentadura
grandona. Es espontáneo, y a veces
estudiadamente espontáneo, y su habla desprende un deje mesiánico, un acento
como de púlpito.
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