viernes, 22 de mayo de 2020

VAGO ECO

El periódico lo compro ahora todas las mañanas en antiguo quiosco. El quiosquero, Jose, no necesita tocar mi tarjeta de El País, ya que tiene el número metido en su maquinita. Tampoco me sirve el periódico, lo recojo yo; todo muy aséptico en estos tiempos de galopante virus. Esta mañana Jose hablaba con una señora, enmascarada como él y yo, a la que al momento preguntó:
-Mira, mamá, ¿a ti te suena Virilo?
-¿Sabino?
-No, Virilo, Virilo. Era amigo de este señor, vivía ahí enfrente, y era amigo de papá.
-Virilo, Virilo… hace muchos años…
-No tantos -intervengo-. Era profesor, compraba aquí la prensa, me hablaba de este quiosco…
-Sí, sí, Virilo, ya lo creo … Mi marido tendría ahora 85 años …
-Virilo sería algo más joven, creo …  
           Al otro lado de la calle, preguntando a varios porteros, sería más fácil encontrar alguno que recuerde a mi buen amigo Virilo, aquí, a menos de cien metros, su memoria es sólo un vago eco.      

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