Anteayer me llegó la fase 1 de
desescalada. Lo noté mayormente en el aumento del tráfico, pero hoy
el cambio era mucho más perceptible, yo creo que por la apertura de muchas
pequeñas tiendas, y algunas grandes, en cuyo interior se podían ver algunos clientes desde la acera:
jóvenes. Estos, la verdad es que están en otra órbita; están mas inmunizados
frente al virus y, naturalmente, sus expectativas son mucho más optimistas que
las de los mayores. Volver a la vida normal, al trabajo, al deporte, a la
diversión, es algo que para ellos entraña un riesgo lejano. Son los padres y
los abuelos los que estamos en riesgo probable, y somos los que tenemos que
cumplir hasta el detalle las normas de prevención. No protestaremos por las
restricciones preventivas; están impuestas para nuestra salud principalmente.
Celebraremos su cese, claro, pero mucho más la juventud, que tiene tiempo para
vivir y realizarse: el tiempo que los hoy mayores tuvimos, mientras con no menor empeño, nos aferramos al que
puede quedarnos por delante.
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