martes, 25 de mayo de 2021

DIARIO DE UN LITERATO (1)



 Prólogo

 

           Este Diario comienza con el año 2000, cuando deja de ser manuscrito para convertirse en digital. Y se hace también más nutrido, porque por entonces  ya gozaba yo de la jubilación: atrás quedaban mis años de catedrático de inglés en sucesivos centros del país, el último de los cuales fue la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Hasta entonces había compaginado la docencia con mi vocación de escritor, en la que a partir de entonces me concentraré, lo que de diversas maneras se refleja en este diario, Entre ellas, mi frecuente participación en tertulias más o menos literarias, como  en el Ateneo de Madrid, el Círculo de Bellas Artes y el Café Gijón, principalmente.

          En el Ateneo, del que me hice socio en 1957 y fui miembro de su Junta de Gobierno en el período 1984-1097, mi vinculación es más estrecha, más productiva, en forma de conferencias, mesas redondas, lecturas poéticas y publicaciones propias.

        Toda aquella actividad la voy relatando, y también   mis encuentros con personas más o menos famosas, comentarios sobre libros, películas, exposiciones, etc., anotando también de vez en cuando los hechos sobresalientes de la actualidad.

           En estas páginas aparecen personas de diferentes generaciones, aunque quizá sean más asiduas las de mi propia generación, a la que englobo en la denominación: “Niños de la guerra y la posguerra”. Todos fueron a la escuela de la República; algunos, comenzada la Guerra Civil en Julio de 1936, continuaron en la escuela del “Movimiento Nacional”, que a partir de Abril de 1939, engulló también a los primeros. Luego, cuarenta años de dictadura, y a partir de 1976, todos ciudadanos de una Monarquía Constitucional.

Sábado, 1-01-2000  

 

           Es la primera vez que coloco en este diario los tres ceros de este segundo milenio de la era cristiana. ¡Cuántos cambios desde el año 1.000! Para bien o para mal, qué inquieta es esta sociedad, este mundo occidental. Yo he visto producirse muchos cambios en mis casi setenta años de vida. Hasta finales de los cincuenta tengo la impresión de que se avanzaba, pero por sectores; el grueso de la sociedad se movía lentamente. A partir de entonces me parece que los cambios empezaron a multiplicarse y a tener mucho calado en el conjunto de la sociedad. En este momento, con el avance de la electrónica, la genética y otros saberes está claro que entramos en otra fase innovadora que nuestros padres ni soñaron

Domingo, 2-01-2000

            Continuamos aquí en Las Chaparritas, y continúan las manchas de nieve intactas, la temperatura no sube lo suficiente para fundirlas. Aquí el tiempo es larguísimo; me recuerda a La Cinta (Almería) donde mi madre ejercía de maestra hace más de cuarenta años. Mi madre y Carmen atendían la escuela y por la noche hacían tertulia con los vecinos. En mis visitas yo participaba en aquellas tertulias. Aquí, en este sitio y época no hay tertulias; pasamos el tiempo completamente solos. Fui a Buitrago por la mañana; casi todos los comercios estaban cerrados. En casa Teo bebían vino -era ya la una- fuerzas vivas del pueblo, hombres altos y bien vestidos de conversación pausada. El periódico sigue hablando de la sorpresiva discusión de Yeltsin, hombre que me hacía mucha gracia, gobernante absolutamente atípico -esto aparte de lo desastrosa que haya podido ser su gestión. Sigo leyendo el libro II de La Arboleda Perdida; estoy cuando Alberti habla de la celebración del centenario de Góngora. Desde luego aquel grupo de poetas se lo montaron muy bien para consolidarse como generación importante. Sabían lo que querían y supieron hacerlo. Estoy aprendiendo mucho de la literatura de aquellos años. Observo la prosa de Alberti. Es muy fluida y centelleante. ¿Es Alberti un poeta pintor? ¿Estriba ahí su principal talento? Talento que es raro y genial. Pero ¿le falta por contra profesionalidad? Pajarillos solitarios por la parcela. En mi paseo por el camino de la estación se me acerca una perra errabunda; me mira con ojos lastimeros, gime, trata de conseguir mi protección. Yo la ordeno que me deje; no he debido ser muy severo porque no se separa de mi lado. Me paro y la dejo caminar sola, con sus ubres flojas y bamboleantes. Ya entiende que no la voy a socorrer de ninguna manera. Más allá me vuelvo; está sentada sobre un alto y mirando a la carretera, esperando que pase alguien con un corazón más caritativo que el mío.

Miércoles, 5-01-2000

Todavía estuve comprando regalos de Reyes ayer. En la vecindad he tenido la suerte de encontrarlos. Otra cosa será lo que gusten a la familia. En el Ateneo, por la mañana con un sueño que me agarrotaba el seso, me pasé el tiempo con la pluma parada. Se presentó Paco Morón, que anda preparando la promoción de su libro, La Puerta Ojival. En la tele vimos imágenes de los funerales por Dª María de las Mercedes. Al Rey se le vio enjugándose los ojos con un pañuelo y este gesto tan humano y tierno seguro que le ha acercado más a la gente. Sigo dándole a mi preparación de la segunda edición de Poesía Inglesa, Antología Bilingüe, pero lo hago en los ratos muertos. No obstante, estoy deseando librarme de este empeño que tantas y tantas horas me viene ocupando. J.L. Suárez no parece muy animado, más bien lo veo apagado, de vuelta de vacaciones. Como anoche dormí bien, hoy he trabajado mejor. Madrid ha estado envuelto en niebla todo el día y ha hecho un frío penetrante.

Viernes, 7-01-2000

Las vivencias de la juventud son las que dejan una huella profunda y fresca, y son las que constituyen materia viva de inspiración para el artista. Las vivencias de la edad tardía carecen de esa ternura. Es la época en la que mucho de lo que vemos y vivimos es asunto ya experimentado y conocido. Pero las impresiones y experiencia de esta época vienen a pesar de todo interés y emoción. Aunque no dejen aquella marca honda. Artísticamente evocadas y plasmadas pienso que pueden tener un gran valor.

Hoy, primer día de la Tertulia de Escritores del Ateneo después de las Navidades. Han estado Valenzuela, Rizo y Morón. Este cree cada vez más en las posibilidades de la tertulia. Le convendría alguien importante en la mesa de la presentación de su libro. Se baraja el nombre de Martín Gaite. Rizo opina que lo mejor es abordarla, aunque no se la conozca. Morón opina que hay montones de escritores mejores que la mayoría de los famosos.                                                                                                                   -Sí -le insisto - han tenido la habilidad de darse a conocer; hay que reconocerles ese talento.                   Estoy convencido de que -con raras excepciones- pasar a la historia de la literatura requiere una buena dosis de esa habilidad más una calidad literaria que no tiene que ser óptima.

Miércoles, 12-01-2000

Cuando salía ayer tarde para el Ateneo miré al buzón. Había una carta de la editorial Anagrama. No la recogí; no quería abrirla. Sabía lo que decía y no tenía ánimo para llevarme un sofocón. En la tertulia Guillermo García tocó su favorito tema de la Reconquista. Eso de que los nobles cristianos se refugiaron en el Norte no está tan claro, ni que los invasores fueran unos intransigentes y exterminadores. Hubo muchas alianzas de cristianos con árabes. Hay mucho mito en las crónicas de la Reconquista. De allí se pasó al abuso de los bulos por parte de la Iglesia. Meter una “bola” viene de “bula”, informó Amadeo. Y “está a la cuarta pregunta” procede de la Inquisición, aportó Antonio Guillén.

-¿Qué significa estar a la cuarta pregunta?

-Ah, no sé, pero ese es el origen.

Hoy he trabajado en el Ateneo -ayer lo hice en la Biblioteca de la Comunidad de Madrid- y a pesar de estar con una cabeza esponjada y los miembros parados -no había dormido suficiente- me han salido unas páginas en la dirección que quería tomar. En casa, sobre la mesa, encontré la carta de Anagrama; la había subido Fernando. Debía estar más fortalecido porque la abrí sin titubear; decía exactamente lo que me imaginé: “tenemos exceso de original”. Se trata de mi novela titulada Historia de guerra y posguerra en la que me inspiro en mi infancia garruchera. ¡Yo que me creí que el libro iba a ser un bombazo!





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