Lo de "huevos rotos" en sí, ya me parece una genialidad. La cocina es un arte, un arte inmenso que se presta a una ilimitada variedad de descubrimientos, no superable por otras artes. En este plato en concreto, además, se parte de una obra de universal adoración: un par de huevos fritos -no he conocido a nadie que se los coma sin relamerse, tras romper la frágil yema con el pan y rebañar el plato, un placer que ya debieron gozar nuestros ancestros más remotos. Hasta que a alguien se le ocurrió la idea de romper la yema antes de freir. Claro que también existían los no muy populares "huevos vuelta y vuelta", también conocidos como "huevos volteados" -creo que en Méjico".
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