Me ha llamado mi amigo
Pepe Ibáñez, lo había llamado yo hace unos días. Siento por él una clara
amistad, y creo que a la recíproca. Hay que cuidar y atender a los amigos, una atencióm
que cada día valoro más. En parte, supongo, porque un buen puñado de ellos han
fallecido; y también sin duda porque este sentimiento, esta simpatía afectiva
que llamamos amistad va revelando una reconfortante hondura afectiva conforme
pasan los años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario