Estoy repasando mi diario, desde
que empezó a ser digital, es decir, desde 2001, con vistas a su publicación.
Cada día le dedico a la tarea de una hora a una hora y media. Y es un proyecto
complicado. Hay anotaciones que pueden molestar, otras que pueden interpretarse
torcidamente y, paralelamente, voy viendo, reviendo, escenas y situaciones que
a veces me desasosiegan. Allá quedan arrumbadas para siempre en el desván del tiempo
irrepetible, mientras me encaran con unas
facultades físicas y mentales, hoy en declive, y con un futuro que ya es “habas
contadas”, para decirlo en llana lengua castellana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario