viernes, 15 de noviembre de 2019

LA VOZ DEL POEMA

El poema tiene voz, pero la voz del poema no es la del poeta. El poeta declama, recita, lee en alta voz, pero esta voz no es nunca la del poema. Ninguna voz es la del poema, que la tiene en exclusiva e intransferible. El poeta recita su poema, y nadie como él siente la intención de cada palabra que lo compone, hasta el punto de que se cree fiel transmisor de la voz del poema, pero el poema sabe que esa no es su voz, por muy hijo que se sienta del poeta. Tampoco la voz del rapsoda es la del poema. Es una voz rica en matices y musical, con más encanto que la del poeta, pero no es la voz del poema. ¿Y cómo se oye la voz del poema? Muy sencillo, leyendo la letra del poema. En la letra, en la grafía, está el milagro de su música y su dicción, fundidas. Captadas éstas en una o más lecturas, toda recitación quedará siempre por debajo, incluso la del propio poeta. En resumen, el poema, sobre todo el gran poema, no nos habla con la voz del poeta, sino con la voz que éste le infunde.


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