Martes, 11-04-2000
En la tertulia de los martes los que estuvieron en el entierro de Lavaur informan y dan pormenores a los demás. Manuel Alonso habla del mucho dinero que ha dejado aquél y que era agarrado. Manuel sabe cómo tiene lugar la entrega de las cenizas a la familia y detalles así. Amadeo está muy interesado en saber si Lavaur ha muerto en la fe católica. Hubo desde luego un pequeño oficio en la capilla del cementerio. Guillermo García recuerda que en los últimos tiempos iba a la capilla de la residencia a oír misa. Él se confesaba agnóstico desde luego. Yo siempre lo veía un hombre de profunda religiosidad. Y Guillermo también.
Llamé
esta mañana a Pepe Esteban. Creo que tardó unos instantes en situarme. Ya no
estaba tan comunicativo como el otro día cuando sugirió que comiéramos juntos.
Ha estado escueto y un poco premioso. A
lo mejor no se trata más que de congénita sequedad castellana -es de Sigüenza.
En
la biblioteca Nacional he estado tratando de imponerme un poco sobre las prosas
de Juan Ramón Jiménez. No he hecho más que asomarme al tema. Pasado mañana mi
charla sobre los años cincuenta, en el Ateneo. Estoy deseando que pase el día.
Últimamente vengo sospechando que mi peripecia -así lo enfoco- no va a tener
mucho interés para el auditorio. Hoy he repartido invitaciones. Creo que vamos
a estar en familia. Mejor.
Lunes, 17- 04- 2000 (Almería)
Tuvimos
un viaje pasado por agua casi todo el tiempo ayer domingo. El campo está por
todas partes de un verde rabioso y los árboles en plenitud. Se empiezan a ver
las primeras flores amarillas. Cuando pase esta borrasca va a ser una fiesta de
color.
Estuvimos el sábado en Villavieja. Me di un paseo y pude notar que los pájaros han salido de sus escondrijos. Pequeñas urracas saltaban de unos arbustos a otros. Bandadas de cuervos evolucionaban graznando. Una cigüeña planeaba sin esfuerzo. Se oía correr el río. Y en la sierra, mucha más nieve que la semana anterior. Hicimos el regreso a casa con el limpiaparabrisas funcionando todo el tiempo. Vinieron Luis y Maribel y nos entregaron la invitación para su boda. Se nos unió Mª Vic y echamos un rato en “La cervecería”.
Martes, 18-04-2000 (Almería)
Miércoles, 19-04-2000
Teníamos recuerdos de la zona de Roquetas (hace catorce o quince años) que nos han fallado bastante. Para empezar no hemos dado con la entrada al faro del Sabinal y hemos atravesado quilómetros y quilómetros de campos cubiertos de invernaderos. Tanto plástico formando extensas cajas, con calles entre medias, sin un árbol, sin una planta, sin una casa, se me ha hecho agobiante. Hay que parar por estos campos para percatarse realmente del tamaño formidable de la agricultura de verduras tempranas. De vez en cuando veíamos algún obrero con traza de marroquí o negro. Hemos desembocado en Almerimar, que apenas hemos reconocido. Aquí recordábamos un gran puerto deportivo, casi vacío, y unas cuantas construcciones. Hoy es una enorme urbanización con dársenas llenas de yates más o menos grandes, a cuyo borde casi se levantan edificios de apartamentos. Hemos comido otra vez en casa de los sobrinos Juan y Loli. Estaban hoy los dos y Loli madre. Un rato en el paseo marítimo, sentados frente al mar, movido y brillante, nos ha tostado el cutis. Me gusta esta amplia vista de la bahía que se domina desde Costacabana. Este es un rincón donde pronto uno se emborracha de luz y de color marino y ya no tiene ganas de hacer nada, más que contemplar el cambiante espectáculo. Ah, en la urbanización de Roquetas también dimos un paseo por el Paseo Marítimo. Han ensanchado la franja de césped, han construido sólidos chiringuitos y hay algún edificio más, aparte de que ha sido prolongado hacia Roquetas pueblo (X, 19-4).
Sábado,
22-04-2000
(Almería-Madrid)
A José Luis Muñoz Colomer no le agradó un puesto que le ofrecían en Barcelona. No le atraen las ciudades grandes, y por eso se quedó en Almería. Nos encontramos por la calle con un amigo suyo, que se queja:
-La
procesión debía estar ya por aquí hace una hora. ¿Qué puede haber pasado?
J.L:
-No tengo ni la menor idea, Paco.
P:
-Yo ya no vuelvo para atrás. Échale un galgo a ver dónde está ahora.
-Sí,
busca un galgo y échaselo.
-Voy
a ver si hay por ahí un galgo.
-Adiós,
Paco, que me alegro haberte visto.
Conversación
típicamente almeriense. J.L. está perfectamente adaptado para mantener
conversación con cualquiera. Yo no podría. Ya me ha dicho antes él que se me
nota que no tengo mano izquierda para tratar a la gente de aquí. No sé ver
tampoco las pillerías y marrullerías que son el pan de cada día. A José Luis le
encanta preparar de vez en cuando un artículo sobre historia almeriense, pero
no le preocupa publicar un libro. A menos que se lo pidiera una editorial. A
José Luis le mataron un tío, hermano de su madre, los “rojos”. Se ha curado de
rencor, pero pide a estos que también perdonen por las muertes que les
infligieron los “nacionales”.
María
Cassinello, la periodista, que tan cordialísima había estado por teléfono. La
llamo por teléfono una y otra vez, y me responde el contestador. Después de
varios dimes y diretes, otra vez el contestador y esto ya colma el vaso. Decido
renunciar a vernos y conocernos. Saco la conclusión de que por sistema esta
mujer interpone el contestador. Pero esta mañana llama:
-Estoy
a tu disposición.
-Mira
es que estamos sacando las maletas para meterlas en el coche.
-Podríamos
tomar un café.
-Lo
dejamos para otra ocasión.
-Cuando
vaya a Madrid te llamo.
-Me
parece perfecto.
-Es
que son unos días muy malos.
-Es
verdad.
Y
se lo he dicho en serio. En estos días de fiesta y de familia los visitantes
son un incordio.
En
el hall del hotel nos hemos despedido de Capuleto, su dueño hasta ahora, pues
parece ser que en adelante el Indálico será administrado por uno de sus hijos
al que le habría cedido la propiedad. Ha estado muy amable con nosotros, y nos
ha hecho una rebaja considerable. No sé si se acordará de cuando nos
encontramos en Madrid estando yo haciendo la mili (1950-1952), pero nuestros
recientes encuentros en la tertulia del café Gijón, seguro que le han hecho
reconocer en mí un amiguete de antaño. Capuleto está contento de haberse
librado del hotel; ahora quiere dedicarse sólo a pintor. Nos habla de sus dos
hijos. Uno es arquitecto y el otro, el gerente del hotel, es campeón del mundo
de pesca con caña desde la playa. Al poco salíamos de Almería con un día
espléndido que nos ha durado hasta pasado Bailén. Después, lluvia. Buen viaje,
aunque por minutos no nos ha cogido en medio de un choque múltiple .
En un álbum que ha ido compilando Ana está el desarrollo de esta familia Siles: nuestras primeras fotos juntos, el nacimiento de cada hijo, vacaciones, acontecimientos, lugares visitados, etc. Sirve para refrescar los recuerdos y aparecen sitios y personas que estás más o menos fijados en la memoria. Hoy he tenido un domingo típico. He paseado por Conde Peñalver y he ido a ver una exposición con Ana –“La pintura modernista catalana”- en la Fundación del Banco Hispánico, c/ Serrano. Han venido a comer Maribel y Luis y hemos charlado de un tema tan actual como el del rescate del niño Elián González de la familia que lo retenía en Miami. La foto en que un policía americano está apuntando con un fusil ametrallador -quizá no apuntando propiamente- es brutal. Yo creo de todas formas que estos cubanos de Miami se han aprovechado del niño para hacer campaña anticastrista. Por la tarde he estado con Ramiro y con Pepe Boñar. Les he llevado un par de versos traducidos del soneto LXXI (¿) a ver si eran capaces de cuadrarme las sílabas. Les ha encantado el acicate y, Ramiro sobre todo, me ha dicho que se va a poner a meditar sobre ello.
Ayer, día del Aberri Eguna, Arzalluz dio otra vuelta de tuerca nacionalista al afirmar que sin la “tremenda inmigración que vivió Euskadi… los nacionalistas hubiéramos podido hacer un referéndum y ganarlo tranquilamente”. Hoy se oyen críticas de distintos medios por este desprecio de la aportación inmigratoria. En el Ateneo, Alberto Lleonard nos habla de su último libro de historia sobre los años 50. El CSIC le paga por investigar y publicar. Emilio nos habla de su experiencia de mili. Hizo cinco duros meses y al final lo mandaron a casa por tener los pies planos. Se incorporó ya mayor al ejército; había consumido un montón de prórrogas por estudios. Se le fueron muchos años tratando de ingresar en la Escuela de Ingenieros de Caminos. Pero se le daban fatal las matemáticas. Alberto nos da algunos de sus consejos: hay que comer poco y hay que pasear una hora al día por lo menos. Peinado ha estado en Burgos, donde ha ido a visitar la tumba de su madre. En casa, Rachel y Ana se han dado un buen lote de trabajo. Yo estoy ya rematando la redacción de los sonetos de Shakespeare que añado a la Antología Bilingüe. Estos los vierto en catorce sílabas con acento en la sexta. ¡Qué suelto me encuentro ahora traduciendo! Ahora es cuando me veo capaz de “recrear”, no meramente traducir.
En este día del Debate sobre el Estado de la Nación, ETA no podía dejar de hacerse notar. Un periodista de La Razón ha recibido un paquete bomba que afortunadamente ha sido detectado. He visto muy dueño de sí a Aznar, aunque el portavoz socialista ha hecho un discurso bastante contundente y claro. La tensión ha subido en el enfrentamiento entre Aznar y Anasagasti. Este ha asegurado que el PNV es un partido decente, demócrata y enemigo de la violencia, pero Aznar ha sabido quitarle la máscara santurrona señalando que tiene un pie en la constitución y otro en el terreno del nacionalismo irredento. Le ha hecho una serie de preguntas que han puesto de manifiesto la cínica ambigüedad y arrogancia del PNV. Nunca en esta cámara el Presidente del Gobierno había hablado con tanta franqueza a los nacionalistas. Los dos representantes del PNV ofrecían una imagen patética en su banquillo.
Se me ha ocurrido hoy que una cosa poco inteligente es pensar que los demás son menos inteligentes. A menudo esto queda patente, incluso en personas muy destacadas, que al final se dan el gran batacazo por haberse creído más inteligentes que nadie. He estado esta tarde-noche en la Tertulia de Bellas Artes, de la que es figura principal Rafael Flórez. No asistía desde la víspera de las Elecciones Generales. Mucho tiempo, y Rafael me ha dicho, “ven más a menudo”. Me ha alegrado ver por allí a Rafael Hernández, que se ha lamentado de que no le avisara de mi charla, “Un marinero en el Manzanares”. Podría haber repartido invitaciones aquí para la presentación de mi libro, pero no me gusta forzar a personas con quienes no tengo suficiente confianza. Me ha preguntado Flórez que dónde he pasado las vacaciones, y de vez en cuando me miraba y cantaba, “¡Almería, Almería…!” Tengo sobre la mesa mi carta de la editorial Tusquets. Me llegó hace unos diez días y sigo sin abrirla. El instinto y hasta el peso de la carta me dicen que es una respuesta negativa. Por eso no la abro, para evitar el golpe. Así de baja debe estar mi moral. Tanto que no pongo muchas esperanzas en la presentación de mi libro en la Fundación Pérez Galdós el próximo día 10. Para colmo he llamado a Carmen Moreno a ver si me daba su opinión sobre el libro y se ha ido por las ramas. Ha divagado y ha echado balones fuera. Digo yo que si hubiera leído el libro se habría notado, aunque no le hubiera parecido interesante. Me ha dejado de una pieza cuando se ha puesto a hablar de la gran calidad de la intervención de Oquendo el día de la presentación en la Facultad de Educación. Parecía como si esta valoración fuera más importante que el libro en sí. Luego me ha hablado de que es amiga de Manuel Rivas -“un encanto”- y de que se puso mala cuando supo que los socialistas habían sido derrotados. Me ha hablado también de su juventud. Fue una chica muy especial. No le interesaba bailar ni buscar novio. Lo achaca al mucho cariño que había en su casa. Lo suyo era leer, el arte, la literatura… Desde luego yo la recuerdo paseando por el Paseo de Almería cogida del brazo de sus amigas y parecía ausente, soñante, con una sonrisa introspectiva .
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