Viernes, 16-06-2000
He estado esta tarde practicando el correo electrónico con Fernando. No había sentido mucho interés hasta ahora, pero todos me aseguran que no me arrepentiré. Lo siguiente será una lección de Internet. Conducir, escribir en el ordenador, e-mail, Internet, nuevas órbitas a las que me he ido subiendo. Mis amigos del Ateneo se niegan a esto del e-mail y el Internet.
¿Será
posible que el influyente poeta Luis Antonio de Villena se interese en mi
Antología de Poesía Inglesa y me la recomiende a Editorial Visor? Paco R.
Oquendo, mi crítico y admirador, ha conseguido de Tomás Andrés, amigo de
Villena, una carta presentándome y elogiando mi libro. Ah, la carta la escribo
yo y él la firma. No sé por qué este procedimiento me parece un tanto inseguro.
Veremos en qué queda la gestión.
Estuve
comiendo ayer con Paco R. Oquendo y hablamos de literatura todo el rato. De
literatura moderna él lo ha leído todo, pero yo conozco algunas cosillas que él
desconoce. Mi gran laguna es la novela actual.
Hoy
he comido con Pepe Lamadrid y Eduardo Valenzuela. Conversación cordial y
sosegada, pero estamos de acuerdo en que la tertulia ha quedado en cuadro.
¿Cómo reclutar otras personas? Yo señalo que hay que pensar en gente de nuestro
perfil. Todo el mundo busca juntarse con los de su nivel. Aquí no les va a
interesar venir a los que disfruten de algún éxito o fama. Nosotros somos unos
modestos escritores y lectores. No estoy seguro de que tanto Pepe como Eduardo
se hayan percatado de estas limitaciones. Me despido de ellos hasta el día 19,
en que dará su conferencia “las armas y las letras en el reinado de Carlos V”,
el sobrino de Pepe Lamadrid.
En
Buitrago, los bares han sacado mesas y sillas al exterior, pero no se ve que
haya llegado la masa veraniega. Con Teo, el ferretero y otro cliente he
sostenido una pormenorizada conversación sobre el clima de la sierra. El
ferretero tendía a convencer de que “del bañador se pasa al abrigo”.
Hemos
tomado una suculenta paella bajo el porche, donde aparecen dos nidos de
golondrina a medio construir. Las pobres deben andar por ahí desaparecidas. Una
semana sin aparecer por aquí fue para ellas señal de que este porche era un
refugio seguro.
Se
han oído algunos grillos y bastantes pájaros. Lleva bastante agua la reguera
pero no he oído el río. Mi paseo lo he dado por la tarde, todavía con bastante
calor. Por el Poniente los montes se esfumaban levemente contra el sol. Ha sido
un atardecer prolongado, con un resplandor nacarado que se ha convertido en
claridad azulada. Luego, ya de noche, ha aparecido una luna llena por el
saliente.
Atrás nos dejamos ayer los cantuesos en flor, las flores blancas y amarillentas de los prados, las jaras en flor y las retamas vestidas de amarillo a todo lo largo de la mediana de la autovía. Fue un día de calor pesado. El coche estaba ardiendo cuando nos metimos. ¡Mira que no tener todavía un techado donde resguardar este coche! Fernando y Sandrine se lo pasaron muy bien colaborando con Ana por la parcela. Luego hubo recogida de rosas. Hoy el tráfico en Reina Victoria y Bravo Murillo discurría con ferocidad. Ya había olvidado esta conmoción. Pero tenía que ir a la Facultad de Educación, donde estaba citado con Alfonso Leña el informático. He deambulado por esa parte alta de la Ciudad Universitaria haciendo tiempo. Hermosos chopos, acacias y bien cuidados setos. Colegios mayores y otros centros educativos escalonados y desperdigados, algunos semiocultos.
La
vida de Alfonso ha cambiado en estos dos años. Se ha separado. “No se recupera
uno de estos trances, sobre todo por lo que toca a los hijos”, me ha dicho. Le
he dejado el disquete de la Antología y le he explicado lo que quiero, pero al
poco hemos tenido que dejarlo. Los alumnos querían trabajar en la sala de
ordenadores a pesar de que él les decía que este día estaba destinado a
reordenación de la instalación (¡Pero estas cosas se anuncian!). Por teléfono
el gerente le ha dicho que simule una avería eléctrica (¡Qué cochinada!).
Encuentro
con Paco R. Oquendo y Javier Collantes, muy amigo también de Tomás Andrés, a
quien le ha pedido igualmente que nos presente al poeta Luis Antonio de
Villena. Pronto Tomás tendrá en sus manos la carta dirigida a Luis Antonio,
carta que supuestamente él escribe, pero que ha delegado en mí. Me he
auto elogiado, como no podía ser de otra manera. A Paco R. Oquendo le ha
parecido bien.
Los
pasillos y las escalera de la Facultad estaban ocupados de jóvenes estudiantes,
muchos sentados en el suelo, que se presentaban al examen de selectividad,
“¿Qué son países subdesarrollados?”, preguntaba una chica a otra. La mayoría
leían papeles en los que parecía haber sabias respuestas a las posibles
cuestiones del examen. Algo así como “Prepárese para el examen de selectividad
mientras espera su turno”..
Miércoles, 21-06-2000
Esta tarde está la gente contenta; el equipo nacional de fútbol ha ganado al de Yugoeslavia (4-3). Se oyen cláxones, y en Bellas Artes sólo acudimos a la tertulia Pepe Ibáñez y yo. Vivió en Barcelona en los primeros años sesenta, y me admira lo bien que tiene encuadrada en la memoria la ciudad. Sus recuerdos son precisos, minuciosos y vivos.
A
las nueve y media cuando tomo el autobús de vuelta todavía hay derrame de sol
sobre los edificios altos, y la Gran Vía, vista desde abajo, se yergue clara y
acogedora. Desde el autobús veo las terrazas llenas de mayores y menores.
Estos
días se han estado celebrando los exámenes de selectividad y deambulan por ahí
chicos y chicas gozosamente ociosos.
Hoy, y ayer por la tarde, he estado revisando la grabación de la antología. El informático Alfonso tiene mucha prisa por terminar el trabajo, y sobre todo por cobrar. Debe estar con el agua al cuello. Quizá es que le está pasando pensión a las hijas.
Jueves, 22-06-2000
En Almoradí (Alicante) unos vecinos han quemado casas de gitanos en represalia por el asesinato de un joven. En Andalucía (Mijas) treinta y tantos emigrantes ilegales han sido expulsados fulminantemente. Al mismo tiempo el Gobierno lleva adelante la reforma de la ley de extranjería para endurecerla. Los comentaristas en general tachan al Gobierno de autoritario y de inhumanidad con los inmigrantes. Y de todo el panorama sobresale que este país tiene que de alguna manera asimilar el fenómeno de la inmigración.
Toda
la mañana en la Facultad de Educación, sala de ordenadores aclarando a Alfonso
dudas sobre la corrección de mi Antología de Poesía Inglesa. Me ha
chocado más que nunca la enorme mayoría de mujeres sobre hombres en esta
Facultad. También he visto que la informática está incorporada, como la lengua
o las matemáticas a los estudios de los maestros.
Mucha
gente ha vivido con gran emoción el partido de ayer. Yo, no. Que España gane o
pierda un partido de fútbol no la hace más grande o pequeña, pienso yo.
El País: “El “lehendakari” acusa al Gobierno de propiciar “una fractura social”. ¿Por qué razón? Por exigirle al PNV que rompa con los nacionalistas extremados. O sea que para Ibarretxe caminar al lado de estos últimos no es crear una “fractura social”. “Los malos son ustedes”, podría haber dicho. Luego está el querer mantener el juego de la antigüedad a toda costa. Ojo, que los “violentos son otros”. La broma la han mantenido durante años y años, y lo que ahora cambia es que el gobierno central les demanda: o están de un lado o están del otro. Yo veo, creo ver, que esa exigencia le da pánico al PNV. Hasta ahora la ambigüedad había sido tolerada como mal menor. Por la TV le he oído esta tarde decir a Ibarretxe: “En Euskadi hay gente que piensa que su país es una nación, y eso hay que admitirlo”. Pues verá Ud., seguro que es así, pero como también hay gente que piensa que Euskadi no es una nación. esta convicción también hay que admitirla. ¿Qué me dice Ud. a eso?
Sábado, 24-06-2000 (Villavieja)
Final de la tarde, todo el campo es como un lecho de brasas que. alimentado por arriba, se aviva, se mantiene y de manera imperceptible se va debilitando. El fuego lento ha producido vapor que se pegaba a las montañas sesgadas por el sol. Este ha traspuesto dejando una radiación pálida que pronto se ha hecho acerada, y el cielo ha quedado azulino durante largo rato, y no era ni de noche ni de día. Luego, de pronto, una explosión de estrellas, con los carros en los acostumbrados puntos del verano. Aquí, en el porche, uno de los nidos de golondrinas es ya grande y al parecer completo, pero a estas no se las ve. Tendrán que acostumbrarse a nuestra presencia o buscar otro refugio más aislado.
Reían
los álamos durante mi paseo por la tarde, y sonaba alegre la caída de la
reguera. Me ha pasado un atleta a un buen trote. “Buenas tardes”, “buenas
tardes”. Supongo que su carrera terminaría en Buitrago. Maravilla de capacidad
física. Bueno, yo también hice cosas de este tipo en mis años de plenitud.
Por
la tarde llevo a Mª Vic a Buitrago a coger el autobús.
Le
doy al botón de la TV para ver las noticias pero me sale una película
americana. El argumento va de un cañonero norteamericano destacado en China
cuya tripulación está en manos de una camarilla de chicos que les hacen los
trabajos más duros y desagradables. Un nuevo maquinista que llega destinado al
barco intenta acabar con el relajo ambiental. Los tipos, las escenas y los
diálogos me han parecido magistrales. Qué bien cuentan las películas
americanas. Me ha encantado el trozo que he visto, porque luego he cortado
cuando nos hemos puesto a cenar .
En
el mesón “Iriarte”, Madrd, Ramiro me
cuenta que su período de alférez lo vivió con verdadero espíritu militar. Llega
Pepe Boñar y después Jesús S.M., pero como estos dos no se hablan yo me separo
con Jesús, porque además quiero consultarle sobre unos términos de música.
Jesús me dice que también está disgustado con Julio, y éste por su parte no se
habla con Rey. Pero no todo es discordia, Jesús ha hecho las paces con Ramiro.
¡Vuelta a la adolescencia!
Lunes, 26-06-2000
Hoy se ha anunciado que ya está terminado el mapa del genoma humano. En la BBC he visto a Clinton, a Blair y a unos científicos celebrando el suceso. Las consecuencias en el campo de la medicina parecen ser formidables.
En
el Ateneo me va bien no saliendo fuera a tomar café. Aprovecho más el tiempo y
me siento fuera de la dinámica de socios contra la Junta.
En
la tele he visto a Aznar visitando la Gran Muralla China. Único monumento
humano que se puede ver desde la luna, ha dicho el presentador.
Calor
implacable, aunque en el piso todavía se resiste mejor que en la calle.
Todavía me llega publicidad de editoriales didácticas y revistas profesionales, las anuales me recuerdan a mi larga carrera de profesor que ahora veo tan distante. Y lo curioso es que hace sólo dos años que estoy retirado.
La
Junta del Ateneo ha recibido dos palos muy gordos. Uno del socio bibliotecario,
González Duro, que entre otras acusaciones señala una oculta maniobra para
hacer gerente de la Casa al exsecretario Elías. En resumen viene a decir que el
Ateneo está teledirigido y manipulado por personas que no son de la Junta. En
la misma línea abunda Rosa, que señala a Lidia Falcón, la compañera del
Presidente Carlos París, como otra de
las personas que mangonean desde fuera. Ambos denunciantes lo hacen en sendas
cartas de dimisión que aparecen expuestas en la vitrina de anuncios. Los hechos
son graves, pero la apatía es tan grande que por lo menos a corto plazo no creo
que se produzcan cambios importantes. El verano es una época tan dulce y tan
lánguida… El caso es ir tirando. N aseguraba hoy que es todo
consecuente con la manera de actuar del partido comunista.
Lo estoy pasando bien con Gente del Libro, segunda parte de las memorias de Hipólito Escolar. Me lo ha regalado correspondiendo a mi regalo de Paseo del Príncipe. Escolar fue el primer director de la biblioteca Villaespesa de Almería, a la que yo llamo “Villagrasa” en mi libro. Toca los mismos años de que yo me ocupo, aunque su visión es realista, no literaria. También me interesa su peripecia personal en su totalidad. Su formación está a caballo entre la preguerra y la posguerra.
En
el bar del Ateneo, encuentro con Pepe Esteban, que me falló en la presentación
de mi libro.
-Ya
le dirían que estaba en Murcia.
-Sí,
sí, eso me dijeron.
-Todo
bien, ¿no?
-Sí,
pero pasé un rato de terror hasta que apareció Moncho Alpuente.
-A
mí también me falló el presentador aquí en el Ateneo.
-Sí,
sí, lo sé.
-Tenía
preparada la exposición, te la puedo dar.
-No,
no hace falta, muchas gracias.
He
estado frío con él; no se me da disimular cuando me siento ninguneado. Sería
verdad lo de Murcia, pero podría habérmelo explicado personalmente. He perdido
la confianza en este hombre. Encantador, simpático, trabajador, idealista, pero
también volátil.
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